En Ave Rock, Roberto Echavarren resucita los años sesenta escribiendo una biografía novelada de Jim Morrison. Un potente pretexto que le sirve para tratar el fenómeno del rock como un viaje iniciático.
Este libro no es la biografía de Jim Morrison. Es la ficción biográfica de Morrison y de los chicos del rock and roll, de los viajes, las drogas, del sexo más transgresor, de los días y las noches de visiones potentes y alucinadas. Es el mundo de los ritmos de guitarra y los desiertos, de la nueva vida en color.
Morrison aparece, a la manera de Oscar Wilde, como chivo expiatorio de un mundo “civilizado” que lleva la libertad como estandarte, pero es incapaz de defenderla hasta sus últimos extremos. El Rey Lagarto es aniquilado al tocar el límite de lo que cierta sociedad es capaz de tolerar, y la seducción se trueca en condena.
Para Echavarren, “lo que destelló en los sesenta es algo que la experiencia cultural intenta compulsivamente repetir sin alcanzar la temperatura de fusión de aquel énfasis fantasmal y real, casi increíble”.