Ecologistas, apicultores o aventureros, todos ellos responden a aquella reflexión de Gary Snyder en La práctica de lo salvaje y que va más allá de comer moras bajo el sol: “lo salvaje requiere que aprendamos del terreno, saludemos a las plantas, los animales y las aves, vadeemos arroyos y crucemos las sierras, y que al volver a casa contemos una buena historia”.