La verdad es que da gusto poder tomar un libro y decir “es una joyita, esta gente no hace las cosas por hacer”. Y The dharma beats es uno de esos, sin duda alguna. Porque enseguida vemos el trabajo que hay detrás. Trabajo colectivo de más de diez personas que, como en el caso de la Generación beat de la que trata, es un trabajo en común y para el común. Cada detalle del libro nos dice “ojo, este es un libro importante, no lo dejes pasar”. Cómo está físicamente elaborado, con su tapa dura, el diseño de su cubierta, el cariño y honestidad con que ha sido redactado el estudio sobre la Generación beat y sobre cada uno de los miembros de esa generación que aparecen en el libro, los agradecimientos, las magníficas traducciones…
Que Estados Unidos ha sido uno de los referentes principales para la poesía durante el siglo XX creo que es algo que todo el Mundo más o menos entendido podría aceptar. Y los autores y autora antologadas en este libro posiblemente fueron de los más influyentes allí y en otras latitudes. Gracias a este libro podemos disfrutar de las enriquecedoras interconexiones entre los diferentes poetas (Jack Kerouac, Gary Snyder, Philip Whalen, Lew Welch, Michael McClure yJoanne Kyger) con los poetas de su época y con los que les precedieron. Y luego, claro, tenemos una enriquecedora muestra de la poesía que nos dejaron.
Más allá de la poesía, las seis personas que nos muestra el libro pusieron sus propias vidas al servicio de una nueva crítica social, política, resistente, espiritual, que va a poner sobre la mesa de Occidente un tipo de críticas y valores que jugarán un papel importante en la crítica del modelo social años después de que ellos comenzaran a formularlas desde mediados de los años 50: la percepción del entorno natural como determinante para la existencia del ser humano, la importancia de la relación amable con la Naturaleza, la crítica del productivismo, la crítica del conformismo de las clases populares ocasionado por el auge del consumo…
La dimensión espiritual de la poesía y de la propia existencia les lleva también a relacionarse con experiencias espirituales como el budismo o diferentes filosofías y movimientos espirituales de India, a cuyos lugares de procedencia viajaron siempre que pudieron. También encontraron estas fuentes espirituales en las culturas pre coloniales del mismo Estados Unidos, y viajaron y habitaron igualmente por todos los lugares de su país en donde aún, en plena Naturaleza, podían encontrarse rodeados de espiritualidad.
Pero, lejos de ser una huida, esta espiritualidad les hizo enraizarse más y más en su propia sociedad, desobedeciendo y enfrentándose en numerosas ocasiones al Estado, recuperando formas de vida basadas en el apoyo mutuo, la autogestión y la colectividad. Apoyando diferentes causas sociales a las que contribuyeron de manera directa. Y lejos de ser una hagiografía, el libro nos muestra algunas contradicciones y carencias, como por ejemplo el hecho de ser este movimiento tal vez muy masculino y reflejar escasamente las aportaciones que las mujeres hicieron en toda esa efervescencia.
Otro elemento contrario a lo que pudiera parecer por lo dicho hasta ahora es el fuerte enraizamiento en lo urbano que tuvo este movimiento cultural. No hay que olvidar que gran parte del mismo se produjo en torno a la ciudad de San Francisco y participó de la cultura urbana sobre el uso de drogas o la música rock, por ejemplo.
He disfrutado mucho la lectura de este libro. Me ha hecho encontrarme en muchas visiones del mundo que comparto con estas personas que protagonizaron un brillante momento de nuestra Historia reciente. Y me ha llenado de satisfacción comprobar, una vez más, como es posible y necesaria una heterodoxa mezcla de conocimiento, sabiduría popular, sabiduría espiritual, vanguardia y honestidad a la hora de encarar la creación poética.
FRANCISCO CENAMOR (https://franciscocenamor.blogspot.com.es)