12,00€
- Colección Buccaneers, nº 5
- 104 páginas
- PRECIO: 12 € (papel)
- ISBN (libro): 978-84-939836-0-4
Descripción
En palabras de Miguel Serrano Larraz, “la poesía de Bruno Montané Krebs es al mismo tiempo una trinchera y una tregua. Es decir, una brecha en la realidad que forma parte de la realidad misma. Los que sólo relacionen su nombre con aquel mitificado grupo de poetas infrarrealistas que rescató del olvido Roberto Bolaño, se sorprenderán al no encontrar a un poeta apocalíptico y deslenguado, sino a un buceador que cartografía la profundidad con pasos delicados y vacilantes. La poesía de Montané recuerda más a la de Emily Dickinson, o a la de San Juan de la Cruz, que a la de Walt Whitman o a la de Allen Ginsberg. Sus versos no anuncian la destrucción sino la búsqueda. Sus imágenes no son tan sorprendentes como inevitables. Las palabras de este libro tienen ya treinta años, pero se imponen al lector desde el tiempo de la revelación, de la vida fugaz e indestructible. Bruno Montané Krebs es un poeta bueno. No se me ocurre un adjetivo que lo defina mejor”.
EL AUTOR
Inmortalizado como Felipe Müller en la imprescindible “Los detectives salvajes”, de Roberto Bolaño, Bruno Montané Krebs (Valparaíso, Chile, 1957) es un poeta verdadero en ambas acepciones del término. Para Bolaño, “su poesía está hecha de pinceladas suspendidas en el aire. A veces son sólo apuntes, otras veces miniaturas, en ocasiones largos poemas existencialistas reducidos a ocho o doce versos. Para mí es uno de los mejores poetas chilenos actuales”. Entre sus publicaciones destacan El Maletín de Stevenson–El cielo de los topos (Ediciones El Aduanero, México D.F., 2002) y Mapas y escritos(Ratona Cartonera, Cuernavaca, 2009). Fue creador e integrante del movimiento infrarrealista (1974-1976). Desde 1976 vive en Barcelona. Ha publicado en diversas antologías de poesía latinoamericana y chilena, así como en revistas de México, Chile y España. Ha sido traducido al alemán y el catalán. Su poesía es la de «un buceador que cartografía la profundidad con pasos delicados y vacilantes. Sus versos no anuncian la destrucción sino la búsqueda. El momento del poema es un instante detenido, de epifanía, de perfecta expansión de los sentidos: el puro momento del poema» (Miguel Serrano Larraz).